Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. La Real de Jagoba Arrasate lo ha hecho en cuatro ocasiones. Lo hizo en Valladolid y en Getafe, desperdiciando dos goles de ventaja, repitió hace quince días en Anoeta frente al Rayo y consumo el descalabro ayer en Almeria.
10 puntos que se han ido al limbo ante equipos que están coqueteando con el descenso y que lamentablemente para los intereses blanquiazules, en todos los casos ha sido la falta de actitud de algunos futbolistas, de aptitud en otros y por errores del banquillo en los cuatro.
No vale cargar las tintas contra un pésimo árbitro que en cómputos generales pudo perjudicar más al Almeria. No, el único culpable es la desidia del entrenador que se contagia en el campo. Esa desidia quedo en evidencia en la rueda de prensa posterior al encuentro donde el míster guipuzcoano se lamentaba de haber perdido un punto que ya estaban saboreando.
¿Saboreando un punto ante un rival en descenso?
Lo que debería estar saboreando la afición realista debía ser una cuarta plaza de no ser por los batacazos ante rivales de calidad inferior, pero claro, nada se puede esperar de un equipo que sale al campo con la intención de no perder concediendo al rival la posesión del balón para esperarle al contra golpe.
Sin Pardo como como conductor, con Griezmann por banda derecha y con un Zurutuza fundido en el minuto 50 de partido, el entrenador vizcaíno vuelve a demostrar su ineptitud en los cambios retirando a su mejor hombre en el césped. Sergio Canales.
Una Real sin medio del campo, que juega al patadón y a expensas de genialidades individuales ha dicho adiós a la cuarta plaza de Champions y sinceramente puede hasta peligrar hasta el séptimo lugar que concede premio europeo.
Una Real que quiere estar entre los mejores no puede permitirse el lujo de mantener a Jagoba Arrasate con técnico ni a futbolistas con carencias técnicas, ni físicas como es el caso de Xabi Prieto que en los 20 minutos que estuvo en el campo no apareció.
El jueves nos visita el Valladolid y el domingo viaje a Pamplona, partidos propicios para que los tropiezos sigan en aumento y calibren los experimentos de un entrenador que no debía, debe, ni deberá, dirigir a la Real Sociedad.
Por Erramun
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